jueves, 6 de mayo de 2010

El obsceno pajaro de la noche (José Donoso)

"Los servidores acumulan los privilegios de la miseria. Las conmiseraciones, las burlas, las limosnas, las ayuditas, las humillaciones que soportan los hacen poderosos. Ellas conservan los instrumentos de la venganza porque van acumulando en sus manos ásperas y verrugosas esa otra mitad de sus patrones, la mitad inútil, descartada, lo sucio y lo feo que ellos, confiados y sentimentales, les han ido entregando con el insulto de cada enagua gastada que les regalan, cada camisa chamuscada por la plancha que les permiten que se lleven. ¿Como no van a tener a sus patrones en su poder si les lavaron la ropa y pasaron por sus manos todos los desordenes y suciedades que ellos quisieron eliminar de sus vidas? Ellas barrieron sus comedores de migas caídas y lavaron los platos y las fuentes y los cubiertos, comiéndose lo que sobró. Limpiaron el polvo de sus salones, las hilachas de sus costuras, los papeles arrugados de sus escritorios y oficinas. Reestablecieron el orden de las camas donde hicieron el amor legítimo o ilegítimo, satisfactorio o frustrador, sin sentir asco ante esos olores y manchas ajenos. Cosieron los jirones de sus ropas, les sonaron las narices cuando niños, los acostaron cuando llegaron borrachos y limpiaron sus vómitos y meados, zurcieron sus calcetines y lustraron sus zapatos, les cortaron las uñas y los callos, les escobillaron la espalda en el baño, los peinaron, les pusieron lavativas y les dieron purgantes y tisanas para la fatiga, el cólico o la pena. Desempeñando estos menesteres las viejas fueron robándose algo integral de las personas de sus patrones al colocarse en su lugar para hacer algo que ellos se negaban a hacer..."

jueves, 22 de abril de 2010

Stereolab - The Free Design

$300 pesos

Mirando el techo, recordando el día anterior. El alcohol, el bar, las mesas infectas y los borrachos. Una y otra vez… Barrilito Trasher ante mí; un tema de Arjona, una flor, love… depresión.
Mirando el techo, esperando el minuto final. Las horas corren; odio esta sensación de comunidad, de participación cultural… de degradación sentimental.
Una, dos, tres son las monedas de $100 que encuentro en mi bolsillo; lo justo para salir de esta habitación, tomar el metro, y perderme en lo que vendrá, que ya fue… y mejoró.